¿Dónde se encuentran los gérmenes más peligrosos?
¿Qué tan vulnerables somos al mar de gérmenes que nos rodea? Nuestro sistema inmunológico nos protege de la mayoría de ellos y, en algunos lugares donde suelen albergarse, como los desagües de los baños, el riesgo de transmisión es bajo. Los expertos dicen que no hay razón para el pánico, aunque sí para el asco, ya que la proliferación de los gérmenes está asociada a la falta de higiene.
"Ingerimos una enorme cantidad de organismos vivos todos los días y con frecuencia estamos cubiertos de organismos fecales", dice Michael Bell, director asociado para el control de infecciones de la división de Promoción de Calidad en el Cuidado de la Salud de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. "Es una prueba para las defensas de nuestro cuerpo. Si nos contaminaran con frecuencia, nadie sobreviviría".
La limpieza no es todo
Limpiar las superficies puede ayudar a protegernos, pero no es suficiente. "Concentrarse sólo en limpiar las superficies no tiene mucho sentido, ya que no hay superficie que no contenga gérmenes", explica Bell. Además, no todos los gérmenes son nocivos. Necesitamos bacterias que viven en nuestra piel para defendernos de microorganismos dañinos, y otras bacterias en nuestra boca y estómago para ayudarnos a digerir los alimentos y prevenir enfermedades.
Cerca de 50% a 80% de las enfermedades asociadas a la comida ocurre en casa, donde los microorganismos pueden propagarse desde la carne cruda y los vegetales a las tablas de cortar, utensilios y aparadores. Sólo en EE.UU., bacterias como e.coli y la salmonella producen 76 millones de víctimas anuales, cobrándose la vida de unas 5.000 personas al año. La ropa sucia también puede transmitir enfermedades, así que, siempre que sea posible, los expertos recomiendan lavar con agua caliente o de lo contrario, agregar un desinfectante de ropa. En el baño, la gran preocupación son los cepillos de dientes. Hay que mantenerlos lejos del inodoro para que no se contaminen con los chorros de agua. Lo mejor es cambiarlos cada dos meses y enjuagarlos meticulosamente después de usarlos.
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